miércoles, 30 de octubre de 2013

El Grinch

Hace no mucho, apenas un par de años, bien podrían -y, de hecho, seguro que alguien lo hizo-, haberme definido como la versión femenina del Grinch, y no sólo por mi rechazo a la Navidad, sino por mi total y absoluta repudia a todas las convenciones sociales y fiestas consumistas, producto de las ambiciones de un puñado de hombres de negocios.

San Valentín, por ejemplo, estaba en mi lista de días negros y, por suerte o por desgracia, lo sigue estando. ¿Quién demonios se cree Cupido que es para decir qué día tenemos que regalarle chorradas al novio o la novia, en caso de que lo tengamos? Tan absurdo es celebrar el día de los enamorados como mantener una relación con una persona a la que sólo amaste un día y, encima, fue porque te lo dijeron. 

Por un momento, me pongo en la piel de Hitch y te aconsejo que, si quieres a alguien, no te esperes a que el maldito Corte Inglés instale la Navidad en tu ciudad; a que sea su no sé cuántos cumpleaños o al dichoso 14 de febrero. Tampoco te plantees esperar a su santo. Olvídate del calendario y dile lo que sientes de inmediato.

PD: las palabras también cuentan, y más cuando están bien dichas. No hace falta arrastrarse hasta Uno de Cincuenta para meter una mariconada carísima en una caja del chino.

3 comentarios :

  1. Estoy contigo, creo que las fiestas son para consumir. Porque todos los días se ama a una persona -cuando se hace-. y todos los días se puede demostrar. Sin embargo la gente sigue cayendo en estas trampas de los empresarios por tres anuncios tontos y una tradición un poco absurda, que en algunos casos ni existe.
    Besos.

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    Respuestas
    1. Sí, es triste que nos movamos como ovejas masa haciendo y comprando lo que nos dicen.

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  2. Tienes toda la razón, creo que yo también podría ser definida de la misma manera porque siempre he pensado que todo ese tipo de celebraciones sólo sirven para manejarnos: nos dicen qué tenemos que hacer, qué tenemos que comprar... Y al final somos todos un rebaño de ovejas blancas siguiéndonos en manada, muy pocos se atreven a ser la oveja negra que rompa con lo establecido por la sociedad. Si de verdad hay amor se demuestra cada día, no en los cumpleaños, San Valentín o Navidades. También me da rabia que todo el mundo se vuelva bueno en Navidades: el vecino te saluda cuando siempre se ha hecho el sueco al verte, las personas se vuelven increíblemente más educadas cuando siempre han sido egoístas, todo es felicidad momentánea y bondad que luego se suele acabar al empezar el año siguiente. Y la gente vuelve a ser igual de sueca, falsa e hipócrita. Como dice Melendi: "La Navidad la ha inventado el Corte Inglés."
    Siento escribir todo esto, pero supongo que es buena señal porque significa que tu entrada me ha hecho reflexionar. Es todo un placer volver a pasar por aquí, me va gustando cada vez más tu rincón.

    Un beso,
    Windflower. =)

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