domingo, 22 de diciembre de 2013

Desierto

¿Alguna vez os habéis parado a pensar lo afortunados que son los desiertos? Lugares recónditos, desperdigados por el mundo, perdidos, aislados, con una bipolaridad extrema cuyos polos se invierten según sea día o noche, sin necesidad de dar explicaciones a nadie, ni siquiera a la madre naturaleza o a las leyes de la física. Mecidos por el suave vaivén del viento, fluyen por su propia superficie de un lado a otro, cuando les interesa o les conviene, sin dejar más rastro que el de las dunas que dejan a su paso. 

Compuestos de efímeros granitos de arena, se oponen a que cualquiera deambule sobre sus cimientos, abrasándoles con la ayuda del Sol o helándoles cuando éste se va. Sólo algunos pocos afortunados, quienes que ya les conocen , son capaces de lidiar con ellos y aguantar sus cambios de humor. Nadie sabe muy bien por qué son tan reacios a casi cualquier otra forma de vida que no sea un cactus, igual de inhóspito y desagradable que ellos. No obstante, ente estas dos formas de la naturaleza parece existir una perfecta comunión a la que muchos humanos no conseguimos llegar en toda una vida.

Quizá no sea tan mala idea pedir en la carta de los Reyes la reencarnación en cactus. Tal vez ésa sea la forma de dejar de dar tumbos por la ciudad para asentarse en un lugar tranquilo, prácticamente inhabitado en el que poder pensar, rodeado de oasis que alimenten las ensoñaciones que no pudimos cumplir en nuestras otras seis vidas. 

jueves, 19 de diciembre de 2013

La bola de los deseos

El día que un emprendedor desconocido creó bolas gigantes de plástico en las que meter a la gente para hacerles rodar como hámsters, copiado casi al segundo por una interminable hilera de empresas sin ideas propias, ese día, se hicieron realidad los sueños de millones de niños y niñas repartidas a lo largo de todo un mapa mundi. Y no sólo de niños, sino también de adultos que, a la espera de un milagro que cambie la fatigosa rutina de sus días, frotan con ardiente deseo las lámparas de su mesilla pidiendo una burbuja gigante en la que poder meterse y pasar del mundo. Este deseo frotado sobre la coronilla del calvo jubilado de la ONCE se ha hecho posible gracias a dicho emprendedor. Ahora por fin podemos olvidarnos del ruido, la contaminación y, si el plástico lo permite, hasta de los cancerígenos rayos solares que abrasan nuestras retinas cuando el día está despejado. Podemos, con la ayuda de esta mágica esfera, rodar, que no andar, sobre las aguas, pero aún estamos a años luz de hacer con los panes peces. Habremos de esperar a que algún afortunado de la cola del INEM se le ocurra algo mejor que vendernos estrellas u ofrecer humillaciones empaquetadas en bolas gigantes de plástico. 

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Cat lover

No sabría decir si mi pasión por los gatos se reduce a una mera obsesión  de origen desconocido o si, por el contrario, se debe a una innumerable lista de características que reúnen los pequeños felinos que los convierten en un increíble animal de compañía. Lo cierto es que ni siquiera me importa, porque irremediablemente voy a seguir amando a esas pequeñas y no tan pequeñas bolas de pelo con uñas destructivas. Bien sea por sus elegantes andares sobre cualquier superficie, desafiando las leyes de la gravedad, o por la envidiable independencia que les hace pasar completamente de sus dueños, siento una infinita atracción hacia los felinos, sin importarme su tamaño ni su origen. De la sabana o de la tienda de mascotas de la esquina, adoptaría a cualquier bicho con bigotes, orejas, rabo y mala leche. 

Entrevista del concurso "Mi forma de tocar las nubes"

Tábata, la creadora de Nenna Unocuatro me entrevistó tras ser elegido mi texto ganador de uno de los concursos que organiza. Aquí podéis leer mi texto y encontrar las respuestas a todas sus preguntas. 

-¿Por qué empezaste tu blog?

Esa es una de las preguntas que me temía, y no sin motivos, pues no sé muy bien cómo responderla. Hace tanto tiempo que lo creé, que he olvidado incluso los motivos que me llevaron a ocupar un pequeño pedacito de la red. Así, mi blog nació ya hace unos cuantos años, en mi plena adolescencia, sin una temática definida ni un público objetivo demasiado claro. De hecho, el público era yo misma, pues me servía a modo de diario personal que poder llevar a todas partes, aunque sigo siendo una amante del papel. Tanto que incluso tengo que llevar conmigo una libreta para apuntar a toda prisa las ideas que me atropellan la cabeza antes de que se esfumen tan rápido como vinieron.

Con el tiempo, empecé a cogerle cariño al blog, pues me servía como una vía de escape del agobio rutinario de mi vida, un lugar en el que imaginar mundos, personas y recuerdos nuevos, tan fácil de crear como teclear unas letras detrás de otras. No obstante, mi blog ya no es lo que solía ser. Ha madurado conmigo y el pequeño retal de recuerdos que lo conformaban se ha ido transformando en un baúl de sueños y ambiciones que aspiro a cumplir.

-¿Razones por las que piensas que no perdería nadie el tiempo en pasarse por tu pequeño espacio? 

No creo que mi blog sea apto para todos los públicos, pues es un espacio pensado sólo para los amantes de la lectura, los aficionados al cuidado de la imaginación y los que disfruten de una sutil mezcla entre realidad y ficción. Y esto no es algo malo, sino todo lo contrario, pues debido a la intangible cantidad de pequeños, medianos y grandes blogs que pueblan la red, es bueno crearse un espacio diferenciado, abrir un hueco entre esa nube de blogueros para que las ideas de cada uno puedan asomar el hocico y reclamar su espacio correspondiente.

-¿Estás estudiando o trabajas? ¿En qué?

Ahora mismo estoy estudiando el Doble Grado de Periodismo y Comunicación Audiovisual de la Universidad Carlos III de Madrid. Voy por mi tercer curso, el cuál estoy disfrutando ahora mismo en mi destino Erasmus: Amberes (Bélgica). No obstante, no pierdo oportunidad de apuntarme a cursos o talleres, bien dentro de la oferta de mi universidad o fuera de ella, pues me encanta seguir aprendiendo cosas nuevas.

He de reconocer que he acabado un poco desencantada con el periodismo y, por ello, me alegro de estar complementándolo con el grado de comunicación audiovisual, pues me apasiona todo lo relacionado con la creatividad y el desarrollo de ficciones, especialmente si son escritas. Aunque el mundo audiovisual tiene todo un abanico de posibilidades que ofrecer.

También saco tiempo para realizar trabajos de carácter temporal, para sacarme un dinero extra a fin de mes. Ya siento ganas de independizarme, más aún después de haber vivido lo que es el Erasmus. Por ello, meto el pie en cualquier trabajillo que puedo, desde el mundo de la publicidad y la belleza hasta el sector de ventas y consumo.

-¿Alguna vez pensaste antes de hacerte el blog que habría tanta gente en este pequeño mundo?

Lo cierto es que cuando empecé el blog no pensé que se pudiese llegar a recolectar una audiencia más o menos modesta que siguiese al día los contenidos que actualizo, pues, como ya he dicho, lo creé con la intención de que fuese un diario personal. No obstante, estos últimos meses he estado trabajando en él con el fin de darlo a conocer y ganarme un sitio en la red de escritores y lectores blogueros poco a poco. Ése fue uno de los motivos por los que participé en tu concurso…

-¿En qué piensas o te inspiras a la hora de escribir un texto?

Normalmente siempre recupero vivencias personales, recuerdos y experiencias de todo tipo que han tenido cierta relevancia en mi vida para escribir mis textos, por lo que todos y cada uno de ellos llevan un pedacito de mí que puede leerse entre líneas. No obstante, prefiero no desvelar qué aspectos pertenecen a mi vida, pues me gusta jugar con la ambigüedad entre realidad y ficción de forma casi arbitraria. De esta forma, concibo todo lo que ocupa un espacio en mi memoria de forma poética y, a veces, incluso metafórica.

-¿Tienes alguna meta en el campo de la escritura?

Mi mayor meta, desde que tenía alrededor de doce años, ha sido ser escritora. Aunque ya considero que lo sea, me encantaría poder dedicarme profesionalmente a ello y ganar dinero con lo que piensa mi mente y transcriben mis dedos. No obstante, aunque no lo consiga, el camino que estoy recorriendo mientras persigo ese sueño puede llegar a ser incluso mucho más bonito que el fin.

-¿Has escrito algún libro, publicado (aunque sea en tu propio blog) alguna novela?

Escribí mi primer libro con catorce años y comencé a publicarlo por capítulos en un blog que, por desgracia, dejé abandonado y más tarde lo eliminé. No he vuelto a publicarlo, pues no me siento muy satisfecha con el resultado. No obstante, le tengo cierto cariño al ser mi primera aventura a lo grande con la escritura y, además, en él se puede apreciar cómo ha mejorado y evolucionado mi forma de escribir.

Se titula Con el dedo en el gatillo, y es una novela de aventura y suspense, sobre una chica de familia acomodad que descubre los problemas en los que está metido su hermano mayor por culpa de las drogas. Un día, en un intento por descubrir la verdad y poder ayudarle, le sigue a una reunión con quien parece ser su camello, cuando es descubierta y retenida por él y los de su banda. Para ayudar a su hermano, primero tendrá que ayudarse a sí misma.

-¿Cambió tu vida o empezaste a ver tu vida diferente desde que entraste a este pequeño mundo?

Quizá no mi vida, pero sí mi forma de ser. Lo cierto es que desde siempre me he visto a mi misma de una forma especial, con una sensibilidad especial para la escritura y, en general, el arte. Me considero suficientemente honesta como para no llamarlo un don, pero sí una bonita afición que me gustaría transformar en una profesión.

Empecé a escribir cuentos siendo aún una niña, inspirada por las historias de dragones, brujas y princesas que veía en las películas o que me contaban antes de dormir. Me gusta pensar en ello como una divertida habilidad para transformar el bolígrafo en una especie de barita mágica que hace mis deseos realidad, al menos sobre el papel.

-¿Qué piensas del blog del concurso -Nenna Unocuatro-?

Pienso que es una iniciativa estupenda para dar a conocer nuevos blogueros y blogueras que comparten todos una misma afición: la escritura. Estoy muy contenta de haber podido participar en él, y ganar ha sido toda una alegría, pero también me alegra mucho encontrarme con tanta gente que cuida y mima su blog con bonitas historias cada día. Me encantaría participar en más concursos pues, ganando o no, es una forma estupenda de pasar el rato creando. Por ello, te doy las gracias por la oportunidad que nos das a todos en tu bonito blog.

-¿Algo que decir a los lectores?

Lo primero de todo, las gracias por dedicar un trocito de su tiempo a leer todo lo que sale de nuestras cabecitas y queremos compartir con ellos en nuestros blogs. Esté pensado para nosotros mismos o para ellos, siempre es un placer recibir comentarios y críticas en el blog, pues de eso se alimentan estos pequeños espacios de la red.

En segundo lugar, os invito a seguir viniendo a mi blog y a todos los de los participantes del concurso, pues todos tenemos grandes historias que ofreceros y sólo son valiosas cuando las compartimos con vosotros. 

lunes, 16 de diciembre de 2013

Virginia

Cuando se levanta la infinita melena rubia con las yemas de sus efímeros dedos para apartar los molestos hilillos que vuelan con el sonido del viento alrededor de su rostro cansado, todo el mundo se detiene a observar el tedio y delicadeza que le dedica a ese ritual matutino. Con la más absoluta y preciada calma, recoloca uno a uno los mechones rebeldes que sobresalen de la cascada lacia que muere más allá de sus hombros. Una vez que están en su sitio, juguetea con los dedos de la mano derecha, como toqueteando una melodía infantil sobre su brillante pelo, repasando una y otra vez los dibujos que el Sol proyecta sobre su pelo bien estirado. Se olvida a menudo del peine y el cepillo, como de tantos otros rostros, pero repite mecánicamente siempre los mismos pasos hasta llegar a la goma de la muñeca izquierda. Negra y firme, pero elástica como su temperamento, le da vueltas hasta perder la noción del tiempo. Alguna que otra mañana se atreve a dejar las puntas dentro de la gomita, dejando caer un gran cascabel sobre la parte baja de su cabeza, pero normalmente prefiere que la brisa juegue con su gran pincel rubio. 

viernes, 13 de diciembre de 2013

Víctor

Se cree que es el amo del mundo, salvo cuando eleva sus ojos negros al cielo y se siente infinitamente pequeño, acosado por las estrellas que le señalan con el dedo en los días de frío. Camina con paso firme, clavando los talones con soltura entre baldosa y baldosa, con la esperanza de que el sonido de sus pisadas sea más fuerte que el murmullo  de los que le espían desde la ventana. Con el paso del tiempo, se ha construido una envidiable coraza de escamas que le separa un par de centímetros de la realidad. Es, hasta ahora, su mayor obra, y ha sido fruto de años y años de desengaños. Se siente seguro al desfilar por los castillos que sus ex le colorean en el aire, pero le sigue aterrando la oscuridad de la noche. 

No es atractivo, no tiene ojos de escándalo ni sonrisa perfecta, pero tiene ese "algo" que desconcierta a quiénes le conocen y despierta deseos de conocerle en aquellos que se le cruzan por casualidad en la acera de enfrente. Más que un dios, es un mito viviente, latente en las paredes de su habitación, donde recrea con soltura mundos a los que le gustaría pertenecer. 

Se considera una mala persona al verse reflejado en el lago de su narcisismo, pero en realidad sólo es un inconformista al que le ha tocado vivir una mala época, en la que puede tenerlo todo sin necesidad siquiera de chasquear los dedos. Es el recuerdo de la miel en los labios y la persona que algunos insensatos aspiran a ser. 

jueves, 12 de diciembre de 2013

Imagine

El poder de la imaginación es tan infinito como intangible. Puede mover montañas o quedar sepultado bajo ellas, pero si cae en las manos adecuadas, puede llevar a la creación de grandes obras. Por ello, espero que la imaginación siga guiando mis pasos allá a donde vaya. 

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Un chándal constante

Le encanta pensar qué pasará dentro de cinco años, o recordar el caos en el que estaba sumida hace cinco años atrás, pero parece incapaz de detenerse un momento a coger aire y darse cuenta de donde está ahora, o hace cinco minutos. Cuenta de cinco en cinco porque ese número siempre le ha ayudado a recordar, aunque no es ni mucho menos su favorito, si es que lo tiene. Suele andar por ahí despistada, con la mirada perdida en sus quehaceres diarios, exprimiendo el tiempo al máximo con una extrema puntualidad exacerbante. No lleva nada en las muñecas, pero se cena los relojes cuando escasean las provisiones en la pequeña nevera. Últimamente la noto cambiada, más espabilada, más despierta, más consciente. Con ojos de búho recorre los pasillos de vez en cuando, arrastrando los pies por cada baldosa dejándolas bien relucientes. Se siente rara, pero bien, y al mirarse al espejo no sabe muy bien que ve, por lo que a veces tiene que pasarle una bayetita para despejar sus ideas. Está más dejada por fuera que por dentro, pero sin saber muy bien por qué, se siente en un chándal constante. 

martes, 3 de diciembre de 2013

Ese sitio del bosque

Cuando se sentía intranquila, angustiada por un temor indefinible y desconocido para la gran mayoría, pero latente bajo los poros de su piel, se agarraba a la soledad de su casa con tanta fuerza que al final caía rendida por la tensión. Al abrigo del sueño y del frío, a veces se zambullía en eternas pesadillas de las que nada recordaba, salvo la horrible sensación de seguir haciendo algo mal día tras día. El sudor frío calaba sus frágiles huesos cada vez que salía a la calle a deambular por la ciudad desierta. De vez en cuando cruzaba dos o tres palabras con algún conocido que se detenía frente a sus diminutos pies, pero ninguna conversación tenía la fuerza suficiente para evadir su mente de aquél efímero y pasajero mundo que ella creía haberse inventado. Inventado no sólo por el surrealismo de sus recuerdos, sino también por los constantes déjà vu que le atropellaban al cruzar la acera. Así pasaban sus noches acabadas en un sol radiante que no la dejaba ver ni dónde se estaba metiendo. 

lunes, 2 de diciembre de 2013

Mi forma de tocar las nubes

Hace un par de años aproximadamente, cuando mis padres decidieron abandonar nuestro  mullido y confortable nido por una casa más grande, más luminosa más lejos de mis amigos, más todo, en definitiva, me guardé una bonita manía en el bolsillo cerrado con cremallera, para no perderla nunca. 

Cuando la cuento, todo el mundo me mira con cara de póker y me regala una mueca de incredulidad, cuestionando abiertamente y sin ningún tipo de miramiento, si aquella rutina a la que yo llamo manía se le puede llamar realmente manía o, si por el contrario, se trata de un desvarío adolescente fruto del estrés que provoca una nueva mudanza, una nueva vida.

A decir verdad, tampoco es algo que vaya contando a cada desconocido que se me para en las narices y se me presenta, bien sea con dos menos o con un fuerte apretón de manos, pues sólo los más cercanos son los privilegiados que conocen la rutina matutina a la que me he acostumbrado con el paso de las horas, los días y los meses en una nueva celda más gris y sucia que la anterior. 

Al principio no me di cuenta de las posibilidades que la nueva casa, o mejor dicho, mi nuevo cuarto, me ofrecía. Por el contrario, me pasaba los días caminando lánguidamente por los oscuros pasillos, que se cernían sobre mi cabeza en los días lluviosos, amenazándome para que no saliera de esas cuatro paredes y me protegiese de la tormenta que azotaba tejados, árboles y almas sin piedad. 

No obstante, cuando por fin me acostumbré a los sonidos del crujiente parquet que se dibujaba bajo mis pies, mis sentidos volvieron a recolocarse en los poros de mi piel y, una buena mañana, me desperté en mi cama de sábanas nuevas y cabecero de hierro con una sensación distinta. Los nuevos sentidos de los que os hablo me dejaron soñar despierta, mirar por la ventana que se erguía a mis pies y salir volando de mi pequeña jaula a dar un paseo por el cielo, incluso en aquellos días grises y lluviosos que tanto odiaba, para acariciar con la yema de los dedos los algodones esponjosos que penden de un hilo en el firmamento. Esa es mi pequeña manía, es mi forma de tocar las nubes.