jueves, 2 de junio de 2011

Culturizando culturistas

-Deberías dejar ahora mismo ese batido de fresa, sacar los pedales de la bicicleta y acercarte a hablar con él. A ti un chasquido te basta para ligártelo.

-No pienses que no me he fijado en él. Claro que lo he hecho. Es más, todas y cada una de las mujeres de esta sala se han detenido al menos cinco segundos para mirar cómo se aleja a ocupar otra máquina. Incluso los hombres despegan los ojos de sus brazos cada vez que él se cruza, paseándose de un lado a otro de la sala. ¿Cómo no iban a llamar mi atención esos ojos caramelizados, esa barba de tres días, ese pelo corto, muy corto, negro y brillante? ¿Acaso te piensas que mis ojos han pasado desapercibidos ante su torso, mientras se eleva una y otra vez en el banco de abdominales? Le he mirado tantas veces que sería capaz de redibujar sobre un folio en blanco cada músculo tatuado en su piel. Ninguna de sus espléndidas sonrisas ha pasado desapercibida. Más de una vez he pensado en bajarme, frenarle y lanzarme a la piscina. Pero siempre hay algo que me detiene. Al principio no sabía por qué no movía el culo y le tiraba los tejos. Sin embargo, tras un par de kilómetros más sobre esta bici, me he dado cuenta.
Me encantan los tíos como él. Mis anteriores relaciones lo demuestran. Me dejo embelesar con facilidad por ese tipo de hombres, de esos que parecen capaces de comerse el mundo con su mirada. Los que quieren algo y lo toman. Los que llevan la iniciativa, siempre seguros de que sus decisiones serán las más acertadas.
Espera un momento; ¿he dicho me encantan? Quería decir que me encantaban. No necesito un saco de músculos ni otra cara bonita.Tampoco quiero una bestia en la cama incapaz de salir de las sábanas (y no me mires así) Nada de eso. Quiero que debajo de ése precioso pelo, halla también un cerebro.

1 comentario :

  1. Gran publicación!
    todo un honor para mi que me la dediques :)
    Queremos chicos con cerebro en la cabeza, no con masa muscular! jaja

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