Caminando por los tranquilos canales de Gante, sin rumbo
fijo, me topé con un mercadillo ambulante de productos nuevos y usados,
nómadas, recuerdos de pasados desconocidos. Decenas de hileras de pequeños
puestos improvisados dibujaban caminos imaginarios junto a la iglesia. En uno
de ellos, una postal de la catedral de Mechelen llamó la atención de mis ojos
despistados. Estaba escrita en un idioma desconocido para mí, pero no pude
resistirme a comprarla y llevarme conmigo un pedacito de historia belga. ¿Hará alguien
lo mismo con las que estoy mandando yo en estos cinco meses?
Bonito detalle Raquel :)
ResponderEliminarGracias Martina :D
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